Cholq’ij vs Tzolk'in - Una apropiación cultural

El Cholq’ij

El Cholq’ij está basado en la observación de los ciclos celestiales y terrestres, y se compone de dos calendarios que se entrelazan entre sí: el calendario solar de 365 días y el calendario sagrado de 260 días. La combinación de estos dos calendarios crea un ciclo de 52 años llamado "Tzolk’in".

Cada día en el Cholq’ij tiene un nombre y un número, y cada combinación de nombre y número se repite cada 260 días. El calendario también está dividido en 20 meses de 13 días cada uno, que se llaman "Winal". Cada uno de estos meses tiene un nombre en la lengua maya quiché y está asociado con diferentes aspectos de la vida cotidiana y la naturaleza.

El Cholq’ij es una parte importante de la cultura y espiritualidad maya, y se utiliza en ceremonias y rituales religiosos para honrar a los dioses y para pedir su protección y sabiduría. También se utiliza para tomar decisiones importantes, como la elección de fechas para bodas, cosechas, y otras celebraciones y eventos importantes.

Es importante destacar que el Cholq’ij es una tradición viva y se ha mantenido vigente en muchas comunidades mayas a pesar de la colonización y la influencia occidental. Para las comunidades mayas, el Cholq’ij es una parte integral de su identidad y espiritualidad, y sigue siendo una herramienta importante para la conexión con la naturaleza y el universo.

El Tzolk'in

El Tzolk'in está compuesto por 20 meses de 13 días cada uno, y cada uno de estos días tiene un nombre y un número que se combinan para formar una fecha única. Estas fechas son consideradas sagradas y cada una tiene su propia energía y significado.

El calendario Tzolk'in está basado en la observación de los ciclos celestiales y terrestres, y se cree que está conectado con la energía y la sabiduría de los dioses mayas. Se cree que cada día del Tzolk'in está asociado con un dios o una deidad maya, y que las personas pueden conectarse con estas energías a través de la meditación y las ceremonias.

El Tzolk'in también está estrechamente relacionado con el Cholq'ij, el calendario solar de 365 días utilizado por los mayas. Estos dos calendarios se entrelazan entre sí para crear un ciclo de 52 años llamado "Tzolk'in haab", que se cree que tiene una gran importancia espiritual y cósmica.

En la cultura maya, el Tzolk'in es considerado como una herramienta importante para la conexión con los dioses y la naturaleza, y es utilizado en ceremonias y rituales sagrados para pedir protección, sabiduría y guía espiritual. Aunque los pueblos mayas han sido influenciados por la colonización y la globalización, el Tzolk'in sigue siendo una parte importante de su identidad y espiritualidad, y ha sobrevivido a lo largo de los siglos como una tradición sagrada y viva.

Cholq’ij vs Tzolk'in

El Tzolk'in y el Cholq'ij son dos calendarios utilizados por los pueblos mayas en Mesoamérica, y aunque ambos están estrechamente relacionados, hay algunas diferencias importantes entre ellos.

El Tzolk'in es un calendario sagrado de 260 días que se utiliza para medir el tiempo en ciclos sagrados. Está basado en la observación de los ciclos celestiales y terrestres, y cada día del calendario está asociado con un dios o una deidad maya. Este calendario es utilizado en ceremonias y rituales sagrados para conectarse con los dioses y la naturaleza.

Por otro lado, el Cholq'ij es un calendario solar de 365 días que se utiliza para medir el tiempo en ciclos de un año. Este calendario se divide en 18 meses de 20 días cada uno, más un mes adicional de cinco días llamado "Wayeb". Cada uno de los 18 meses del Cholq'ij está asociado con una energía o un significado específico, y se cree que las personas pueden conectarse con estas energías para obtener sabiduría y guía espiritual.

Aunque el Tzolk'in y el Cholq'ij están relacionados entre sí y se utilizan juntos en el ciclo de 52 años llamado "Tzolk'in haab", cada uno tiene su propio propósito y significado dentro de la cultura maya. Mientras que el Tzolk'in se enfoca en ciclos sagrados y la conexión con los dioses, el Cholq'ij se enfoca en la medición del tiempo a lo largo de un año y la conexión con las energías cósmicas.

Es cierto que el Tzolk'in, el calendario sagrado de 260 días utilizado por los antiguos mayas, ha sido reinterpretado y resignificado por varias personas y grupos a lo largo del tiempo. Una de estas reinterpretaciones modernas fue realizada por José Argüelles, un escritor y artista estadounidense, quien en la década de 1980 propuso una nueva versión del Tzolk'in que llamó "Calendario de las Trece Lunas".

Argüelles argumentaba que el Tzolk'in era un calendario que originalmente se basaba en ciclos lunares y solares, y que su significado se había perdido con el tiempo debido a la influencia del calendario gregoriano y otros sistemas de medición del tiempo. Según su interpretación, el "Calendario de las Trece Lunas" era una forma de reconectar con la sabiduría ancestral de los mayas y de volver a alinear nuestras vidas con los ciclos naturales de la Tierra.

Es importante mencionar que esta interpretación de Argüelles no es aceptada por todos los expertos en la cultura maya, ya que se basa en una serie de supuestos y especulaciones que no tienen una base sólida en la investigación arqueológica y etnográfica. Además, algunos críticos han señalado que la reinterpretación del Tzolk'in por parte de Argüelles puede ser vista como una apropiación cultural, ya que se trata de una persona que no tiene antecedentes ni formación en la cultura maya y que ha tomado elementos de ella para crear su propia versión del calendario sagrado.

A pesar de las críticas, el "Calendario de las Trece Lunas" ha ganado seguidores en todo el mundo, especialmente entre aquellos interesados en la espiritualidad y la ecología. Según Argüelles, este calendario puede ayudarnos a vivir de una manera más armónica y consciente con la naturaleza, y a reconocer la interconexión entre todos los seres vivos del planeta.

En última instancia, cada persona es libre de elegir qué calendario seguir y qué significado darle. Lo importante es tener en cuenta que la cultura maya es una cultura viva y presente en el mundo actual, y que cualquier interpretación o resignificación de sus prácticas y creencias debe ser abordada con respeto y sensibilidad hacia su legado y su identidad cultural.


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